Un gol en la última jugada de Shomudorov, cuando el Athletic defendía con diez hombres el empate, sentenció la derrota de los leones. El 2-1 de la AS Roma, remontando el tanto que había hecho Iñaki Williams que era un tesoro, fue una puñalada.
Con un Estadio Olímpico a reventar, entregado en animación al gran equipo que ha reconstruido Ranieri, la de esta noche ha sido todo un prueba de madurez, en algunos momentos de supervivencia ante la tropa de Dybala y Dovbyk.
Arrancaron bien los leones, con el debutante europeo Maroan muy activo, pero Dybala fue encontrando espacios y empezó a hacer daño.
Aunque para daño el que pudo hacer Dobyk en un carrerón con Vivian que acabó con un bendito resbalón del ucraniano y con el central lastimado, al punto de ser relevado de inmediato por Paredes.
Todo se pudo poner peor cuando Dybala, con todo a placer, mandó un zurdazo al larguero. El Athletic tembló como la madera, aunque reaccionó con un buen córner de Unai Gómez que cabeceó Yeray fuera y con una gran jugada entre los Williams, que Maroan cruzó demasiado.
Un balón parado, un bendito córner de Unai Gómez que puso Paredes de cabeza en el segundo palo y mandó a las mallas Iñaki Williams, puso todo de cara. Pero los italianos tienen juego y carácter. Reaccionaron de inmediato y Angeliño empató seis minutos después.
El Athletic no se amilanó, cogió juego y tuvo la gran ocasión de ganar en su saque de banda preferido, en el que entre De Marcos e Iñaki sorprendieron a los romanos. Berenguer mandó arriba el pase de la muerte.
La expulsión de Yeray, dura porque dejó al equipo con diez y se perderá la vuelta, puso todo peor. Y cuando parecía que el empate era el resultado final llegó la jugada del 2-1, con intriga por revisión de VAR. Pero aún hay vida, y mucha, en San Mamés.